jueves, 17 de abril de 2008

Hassack y Hasser 3

Bueno, aquí tenéis la 4ª redacción que he tenido que hacer para el taller, y la 3ª que trata sobre Hassack y Hasser. No he puesto introducción siquiera, pero eso no importa, ¿no? xP
Esta vez se trataba de una descripción, así que he unido la historia con un templo, uno sobre el que ya he escrito en otros textos, por lo que me ha sido fácil hacerla. Aunque tampoco me ha gustado tanto como las otras redacciones, además de que ha sido muyyyy corta
Sin más pretextos, aquí está:

Madera

Y allí estaba lo que Hassack sabía que era el templo.
Ubicada entre la maleza, la piedra de la que estaba compuesto casi relucía con mayor intensidad que la luna, que reinaba en el cielo estrellado.
Aún aturdido por la visión de la chica, que había desaparecido mientras se formaban en torno a él los contornos de los árboles, contempló la fría roca, irónicamente tallada bajo majestuosas manos expertas. La entrada era la única parte que podía ver desde donde se hallaba, el resto estaba excavado en la roca
Se componía de una estructura simple; con una fila de columnas, no separadas a más de 3 metros la una de la otra, colocadas a ambos lados de lo que sería un techo de no ser por su forma casi paralela al suelo.
Pero en un lugar como aquel, el carácter escurridor de los tejados inclinados perdía toda utilidad, pues la lluvia a menudo quedaba retenida en los frondosos y elevados árboles antes de caer siquiera al suelo.
Hassack pudo descubrir algo más en aquel edificio, en las columnas. Al principio creyó que el material del que estaban hechas no era otro sino simple madera, cortada de los árboles del infinito bosque, que habría repuesto aquella pérdida con facilidad.
Pero no, no era madera. Eran de roca, más roca, siempre roca. Lo que llamaba la atención era el tallado de las mismas, de nuevo magnífico: Al ser un templo que, asombrosamente, estaba dentro de un inmenso bosque, a su vez perdido en un valle de dos montañas nevadas, se había cuidado mucho el amor por la naturaleza y la vida, y por tanto incluso sus columnas recordaban a la madera, a los árboles.
Así, saltaba a la vista cómo se habían excavado sobre el suelo rocoso lo que debían ser numerosas habitaciones, pero Hassack no pensó más en ello recordando que minutos antes se encontraba en un lugar mucho más distinto al de ahora, gracias a un extraño portal místico.
Hassack no esperó más, y decidió acercarse un poco más al templo. Le inspiraba confianza por la solidez de su estructura – y eso que sólo podía ver desde fuera la entrada –, pero a la vez le llenaba de inseguridad y recelo, por el halo místico establecido en torno a él. Y no sabía de dónde provenía este halo.
Pero enseguida lo descubrió. Comenzó a adentrarse en la oscuridad bajo el pequeño techo, teniendo a ambos lados las columnas que ya había visto, atreviéndose a rozarlas con la yema de los dedos, notando cómo el parecido de éstas con la madera no era sólo de vista, sino también de textura.
Ubicada entre la maleza, la piedra de la que estaba compuesto casi relucía con mayor intensidad que la luna, que reinaba en el cielo estrellado.

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