domingo, 8 de mayo de 2011

Desorden

¿Por qué se me antoja
tan dulce tu voz?
¿Por qué mencionarte
me hace caer en lo mismo
sueces, cucadas
productos vomitivos
condenados por la razón?
¿Dónde está ésta ahora?
¿Sucumbió el plan al destino?
¿Le ganó el sexo al amigo?
¿Se ha disuelto el te en el vino?
¿Se puede amar a todos los vivos?
¿Desde cuándo es esto
sustituto del café?
¿Quién le dió Morfeo
la licencia para ejercer
de un cupido tan atento?
¡Déjame solo, que no lo entiendo!
¿La risa sucumbió al lamento?
¿Quién controla el sentimiento?
¿Quién disfraza el fantoche?
Cómo odio la noche...
¡Imagina, pues, los días largos!
Será por eso que la lluvia toca;
incesante, todavía moja
el sentimiento amargo
Y ya ha descompuesto el sol,
¡puedo ver cómo desemboca!
¿Por qué se me antoja
tan dulce tu voz?