¿Sabes lo que veo cuando me fijo en esos gigantescos
recipientes cilíndricos de las cooperativas de aceite? Te va a sonar a
chorrada, a tontería, pero me fijo sobre todo en las escaleras que hay. Todas
esas pasarelas que comunican cada uno de los recipientes, e incluso en la parte
superior de los cilindros. Cualquiera puede escalarlos, llegar a la cima, y
pasearse por las pasarelas pasando con paso decidido. Se repite, sí, es a
posta.
La reflexión es igualmente estúpida, te lo aseguro; o al
menos yo lo veo así. Pero no puedo menos que compartirla contigo. A ver, mira
los cilindros. Esos recipientes están ahí para algo. Llenísimos de aceite que
andan, ¿entiendes? Se pensaron para eso, y así están. Lo de las pasarelas es
algo accesorio, sirve, qué sé yo, para que los encargados de mantenimiento se
suban a limpiar, o para que metan unos tubitos por algún agujerito y comprueben
la calidad del aceite. Eso da igual, porque ahora por lo que molan los
cilindros es por las pasarelas y las escaleras y la cima y el horizonte que se
te abren cuando oteas en derredor. Los olivos, debajo, el cielo, arriba.
Entiéndase.
¿En qué lugar del mundo es donde más se produce aceite?
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