viernes, 19 de diciembre de 2008

Primera actuación en público

Es jueves, 18 de diciembre.

Estoy totalmente temblando. Imposible no estarlo, a pesar de que lo que nos disponemos a hacer puede ser, para otros, no tan aparatoso.

Sabemos quiénes van a estar ahí, así que no estamos del todo tan asustados. Sin embargo, la valentía no le cierra la puerta a los nervios, que están a flor de piel, como si de otra parte de nosotros se tratase, sólo que esta es más difícil de controlar, y puede hacernos hacer una actuación "De miedo" o una actuación "De pena".

¿Qué es lo único que se nos ocurre? Apelarle a él. Incluso, nos inventamos una "Nueva forma de santiguarse". No es que nos sintamos más seguros así, lo hacemos porque es lo que queremos hacer.

La presentadora, en términos no demasiado estrictos de la palabra, o nuestra compañera de 2º de Bachillerato que va a presentarnos al público para finalizar el impresionante festival, nos pregunta qué es lo que queremos que diga sobre nosotros. Nosotros nos miramos los unos a los otros sin saber qué decir, sólo queremos salir al escenario y probar un poquito de eso a lo que llaman "Música". Ella me enseña la frasecilla que tiene apuntada en su papel. Tras leerla, le aseguro que es estupenda.

Poco más recuerdo de ese momento: Las caras de concentración de mis amigos, las palabra de ánimo de los profesores que se encargaban de vigilar la entrada al salón de actos por la que íbamos a entrar, incluso me acuerdo de los gestos de patético nerviosismo que les hacía a parte del público - a mis amigos - cuando me asomaba por la puerta que daba a los asientos.

Así, sólo queda una cosa que podía pasar: La actuación previa a la nuestra ha acabado, así que es nuestro turno. Me perdería al relatar todos los sentimientos que llegan a mi corazón, que pasan por toda mi mente: Comprendo que lo que me dispongo a hacer me importa mucho, porque va más allá de tocar dos o tres tambores rodeados de unos cuantos platillos.

La frase de la presentadora, la que yo había leído antes y a la que había asentido maravillado, suena en el Salón de Actos:

"Una vez, un sabio dijo que la calidad de una persona se mide por la cantidad de amigos que tiene. A este grupo que viene a continuación se le puede aplicar muy bien esta frase, porque no sólo tocan juntos, son amigos"

La otra presentadora acaba de dar los detalles:

"Se llaman Soda Rise..."
Su voz casi queda ahogada entre los gritos del público. Casi sé distinguir, entre el griterío, unas cuantas voces conocidas, e, incluso, el rápido golpeteo de mi corazón, que ha acelerado aún más, si cabe, su ritmo ante tanta muestra de afecto.

La presentadora continúa su "andadura", y, rindiéndose, dice el nombre de los componentes de nuestro grupo:

"Álvaro, Carlos, Fermín, Daniel y María Dolores"

Los gritos aumentan, y no se me ocurre en este momento decir otra cosa que:

"¡Entrad vosotros primero, que yo estoy más a la derecha!"

Rápido rápido, comienzan a entrar, yo entro el tercero o así, yo qué sé. Sólo sé que tengo que colocarme rápido. Pongo el pie derecho sobre el pedal del bombo, y noto como la maza que debe golpear el bombo se mueve constantemente, fiel reflejo de la tiritera de "terror" de mis pies, y de todo mi cuerpo.

Ánimo, me repito a mí mismo una y otra vez. Me imagino qué estarán pensando mis otros cuatro amigos, y averiguo sin demasiado esfuerzo que se estarán repitiendo las mismas palabras que yo a mí mismo.

Así, no me queda otra cosa que dar la entrada a la canción. Un, dos; un, dos, tres y... ¡Plas!. Sigo el ritmo de la introducción con cuidado, pero bien.

El griterío cesa justo cuando la corta introducción acaba, Y me toca dar la entrada nuevamente. Un dos tres y...



El griterío es impresionante. El "plan" funciona pues, y el salón de actos se inunda de una sola palabra, repetida una y otra vez, a coro:

¡Otra!

Miramos al hermano, y mi hermano dice advertir un gesto de "Adelante" por su parte, así que comienzo, esta vez yo solo, la introducción a la canción que nos toca, y...



De nuevo, un griterío. Sólo nos queda saludar, nos colocamos uno al lado de otro, y tranquilamente, de forma afectuosa, nos pasamos el brazo por los hombros de los de al lado nuestra.

Ahora sí, soy capaz de ver muchas caras, muchísimas. Una grandiosa parte de la gente que me importa está allí. Así, este es un gran momento. Abrazado a gente que me importa, que me quiere, frente a mucha gente que, igualmente, me importa, me quiere.


Uno de los momentos que jamás olvidaré

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Alvaro, tan nerviosos que estabais y os salio como a autenticos profesionales, de verdad tocasteis genial tanto en el grupo como en el villancico, y loles canto de puta madre.

arriba soda rise!!! osquiero!

Anónimo dijo...

Somos la caÑa!

Anónimo dijo...

Sabes que me encanta ir a veros a los ensayos, lo bien que me lo paso, cómo me alegráis y como me gusta oiros tocar.

Sabes que me lo pasé como un enano en el salón de actos cantando con Morillas "We Wish You A Merry Christmas" y "CrushCrushCrush" mientras que las tocábais.

Sabes cómo me reí cuando empezamos Manolo y yo con el "¡Otra!" al ver que al rato surgió efecto.

Pero lo que sí estoy seguro que sabes, es que te quiero un montón, a tí, a tu hermano, a Fer, a Dani y a Loles; y que si me paso allí los viernes las horas muertas no es sólo porque toquéis, sino porque me gusta acompañaros, porque os quiero...

Gracias por tu vida Álvaro, de verdad... ^^