-¿Te sientes más guay por empezar una entrada en el blog con un diálogo?
-Lo hace mucha gente. No es sentirse guay. Es lo que pide el cuerpo.
-¿Y por qué escribes todo en segunda persona?
-Es más ameno. Ameno, pero no de guay, sino de fácil.
-¡Ahá! ¡Reconoces que es más fácil, entonces!
-¿Algún problema con ello?
-Nada, nada... Bueno, ¿y qué me dices del título? ¿No es suficientemente pedante como para replanteártelo?
-Puede parecerlo, pero si se trata de huir precipitadamente de todo lo que suena así en un principio, sólo por lo que la forma sugiere, entonces, ¿no se estaría cayendo en el mismo error de aquel que sólo busca una forma para parecer, como tú dices, guay?
-Has soltado un parrafazo de pedante.
-¿Haces críticas normalmente?
-Claro.
-Pues cállate.
-¿Que me calle? ¡Tu blog está aquí para algo, si está publicado, estás expuesto a las críticas!
-Y tú estás aquí para que te calles.
-¡Me he encontrado a mucha gente como tú, siempre motivándose y creyéndose los dueños y señores de todo, que pueden decir de todo y luego no quieren oír nada!
-Habla chucho que no te escucho.
-¡Cómo! ¡Ahora resulta que empleas frases que tienen copyright, así, tranquilamente!
-Ahora me ducho y no te escucho.
-¡Madura de una vez y enfréntate al mundo!
-¿Me estás espiando en la ducha?