No ansío la falsa libertad
vil y tristemente prometida,
¿quién la mantiene protegida?:
Complejo de superioridad
En realidad, odio el gran mar
intensamente amplio y profundo.
Me asustan los cambios de rumbo;
también el maquillaje de más.
Y ahora grito: ¡Barco, tú, valiente!
¿A dónde demonios nos piensas llevar?
Ni a la vida, ni tampoco a la muerte.
Qué lejísimos que nos queda eso ya
Sólo queda la moneda y la suerte
De que el camino nos logre separar.